El estado debe ayudar aportando modelos concretos y explícitos de acciones a llevar a cabo y financiación. Se deben tener en claro objetivos y medidas que se pretenden llevar a cabo y la forma o metodología que se va a aplicar para lograr cumplirlas; especialmente en las zonas donde habita la población (como los municipios). Se deberá asumir que no se lograrán obtener resultados de un día para otro sino que, son procesos que llevan tiempo y cuya solución se logrará obtener a largo plazo. Lo ideal será encontrar un modelo que logre simplificar y armonizar las diferentes fuentes posibles de financiación como lo pueden ser el municipio, el estado, autónomos, etcétera; teniendo en cuenta su respectivos tiempos y áreas en las que actúan. 

También será importante que, además de dar ayudas económicas a los emprendedores para que puedan comenzar a cumplir sus ideas, se cree un ambiente innovador que incremente la motivación a emprender. 

Para solucionar el problema de la despoblación hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta: mejorar los servicios esenciales para los ciudadanos que formen parte del municipio y proyectar nuevos modelos de desarrollo económico para fomentar la creación de puestos de trabajo, lograr mantener las empresas que se encuentran en el mercado y atraer a la formación de nuevas empresas fundadas por emprendedores locales. 

Los servicios que deben mejorar su calidad serán la sanidad, la educación, los servicios sociales, el trasporte y la vivienda. Y esto, deberá ir de la mano de un proyecto económico que permita a los jóvenes planificar a futuro de manera confiable. Si estas dos cosas no se dan a la vez y solo se da la primera, sucederá que los municipios solo se convierten en lugares atractivos para la tercera edad, por eso se debe buscar que se logren ambos. Ambas cuestiones se retroalimentarán en la medida en que las inversiones mejoren los servicios públicos persiguiendo el objetivo de favorecer e impulsar el cambio del modelo productivo y fomentando el emprendimiento en relación a dichas actuaciones, haciendo uso de los recursos y las oportunidades locales existentes. 

Se le debe dar especial importancia al cliente, quien es esencial para que la comercialización tenga frutos y, con ello, el emprendedor. A este último no solo se lo tiene que proveer de formación empresarial básica, ayudas públicas, etcétera; sino que, además se le debe dar un entorno seguro para su crecimiento y la venta de sus productos y servicios.